Diversos son los templos que se destacan por su antigüedad o importancia en la provincia de Córdoba, tales como La Compañía de Jesús y la Catedral. Sin embargo, hay uno que llama la atención debido a su arquitectura y mezcla de diversos estilos (gótico y neogótico). Se trata de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, conocida por los vecinos como la “de los capuchinos”, ubicada en el barrio “Nueva Córdoba”. Recorramos su historia hasta llegar a su construcción.
Los Padres Capuchinos
Pertenecen a la orden de los frailes menores de la orden de San Francisco, quienes en 1916 llegan a Córdoba comprando los terrenos de las hermanas de la Caridad del Buen Pastor para edificar la iglesia y el convento. La orden tuvo una ardua tarea evangelizadora en las sierras de Córdoba. Entre sus muchas iniciativas, estaba la construcción del templo para lo que contaron con el apoyo de la comunidad mediante una colecta. En 1927 se coloca la piedra fundamental del templo bendecida por Monseñor Luque. Aunque queda formalmente inaugurada en 1934 y bendecida en esa oportunidad por Monseñor Lafitte.
La Iglesia de “Los Capuchinos”
El diseño y la construcción del Sagrado Corazón o de los Capuchinos estuvieron a cargo del arquitecto y artista italiano – pintor y fotógrafo – Augusto César Ferrari en 1927. Pero su inauguración oficial se da recién en 1933. No es muy antigua, muestra de ello es su estructura de hormigón armado, construida por los ingenieros Giralt, Nores y Olmedo. Las esculturas estuvieron a cargo del artista italiano Luis Ramacciotti. Este monumento es un ícono de Córdoba por su historia, su diseño y su significado para la fe. Su singular belleza la convierte en una de las maravillas construidas por el hombre en la provincia de Córdoba.
El exterior
La iglesia es de estilo gótico francés del siglo XII y se caracteriza por el gran número de esculturas y pinturas en su parte externa. En el lateral derecho, se puede observar la torre trunca que representa la materia que muere; del otro lado la otra torre de 70 metros representa el alma que asciende. Su fachada está pintada con vivos colores. Cada uno de los elementos que la integran tiene un sentido para el artista. Posee 78 columnas de distintos estilos que aluden al gótico italiano representando las distintas culturas antes del nacimiento de Cristo. Sus bases están ornamentadas con sapos, culebras y lagartos que representan los pecados de la humanidad. Los capiteles se acercan al románico y los atlantes que sostienen las columnas hacen referencia a los pecados y las miserias del mundo. En el eje principal de la fachada se encuentra la figura del Sagrado Corazón de Jesús, titular de la Iglesia. El arco central está decorado con un motivo franciscano realizado en mosaico veneciano, representando a los hijos de San Francisco de Asís. Entre las figuras se destacan Moisés, llevando las tablas de a Ley, y San Juan Bautista como anunciadores de la llegada del Mesías. Las galerías con arcos apuntados y el rosetón son de estilo gótico francés.
El interior
Es de planta basilical con tres naves, deambulatorio y crucero. La capilla o camarín a la cual se accede por dos escalinatas en los extremos del crucero es de forma poligonal, de estilo gótico inglés. Las bóvedas que arrancan a la misma altura del camarín muestran la mezcla de estilos, propio de los constructores del siglo XIX. Los mosaicos que decoran el perímetro fueron diseñados por el mismo Ferrari y representan distintas escenas de la vida de San Francisco. Las bóvedas están decoradas con el cielo de Córdoba. En la nave central están representados los primeros días de cada mes, y en las naves laterales, los quince días de cada mes. Toda la crucería es de cemento armado. El altar es de ónix con columnas góticas rematadas con representaciones de animales de la creación y un bosque de palmeras.
Estrellas en el firmamento
Entre las pinturas, llaman poderosamente la atención las del techo. Ellas exhiben un cielo celeste plagado de estrellas doradas. Este hermoso techo conformado por múltiples bóvedas de aristas, separadas por arcos ojivales y sostenido por esbeltas columnas, muestra que las estrellas no fueron pintadas al azar. Muy por el contrario, en cada bóveda se representa el cielo nocturno visto desde Córdoba para los distintos meses de 1930, de acuerdo a lo indicado en las mismas. En las bóvedas de la nave principal, las representaciones corresponden a la medianoche del primer día de cada mes, mientras que las de las naves laterales muestran el cielo de los días 15. En las bóvedas del crucero, a diferencia del resto, la proyección utilizada es la polar. Parece probable que los artesanos utilizaran como modelo algún atlas celeste, el que aún no ha sido identificado.
Augusto César Ferrari
Como señaláramos antes, este templo monumental es obra del artista, arquitecto y pintor Augusto César Ferrari. Quien perteneciera a la corriente historicista, neogótica que en esta obra se manifiesta en todo su esplendor. Nacido en Módena, Italia, el 31 de agosto de 1871 estudió arquitectura en la Universidad de Génova por imposición paterna. A los 43 años (1914) llegó a Argentina donde realizó importantes trabajos de pintura y fotografía. Al poco tiempo de llegar a Córdoba, comenzó con la obra conocida como “Los Capuchinos”. De personalidad alegre e inquieta, practicaba deportes, gustaba de las corridas y de organizar concursos para los más chicos. Como pintor realizó panoramas de la Batalla de Tucumán y Salta, además de retratos, desnudos y pinturas en los templos. Como arquitecto trabajó en Buenos Aires y en Córdoba. Restauró la Capilla del Divino Rostro y la Iglesia de San Miguel y construyó el Claustro de Nueva Pompeya en Buenos Aires. También realizó el Colegio Nuestra Señora de La Merced y la Capilla Nuestra Señora del Huerto, y la de San Francisco Solano en Río Cuarto, entre otras. Quedaron ocho proyectos sin concretarse, de los que se conservan los planos. En las décadas del 30 y 40 construyó la Iglesia de Villa Allende y la de Unquillo. Ya anciano se dedicó a realizar estudios y proyectos de iglesias. Murió en Buenos Aires en 1970.
Bella chiesa!