Llega el frío a Córdoba y con él, las tentaciones de comer una rica pasta italiana. Los ravioles de ricota y nueces son una excelente opción para aquellos fanáticos de las pastas rellenas. Como decían las nonnas, no hay nada mejor que lo casero, así que hoy aprenderemos el paso a paso de esta increíble receta.
Un poco de historia
Los ravioles o más conocidos por su nombre original como <raviolis> tienen un origen bastante confuso. Como sucede con todo éxito, son muchos los lugares que se disputan su creación, sin embargo una de las leyendas más conocidas dice que es una pasta propia de Italia que surgió como variante de la lasagna. Otra de las historias, cuenta que los ravioles fueron traídos desde China por Marco Polo, quien replicó la receta de los famosos “wontón” propios del país oriental.
¿Por qué se llaman ravioles?
Así como la historia de su creación es bastante incierta, el origen exacto de su denominación también. Una de las teorías indica que la palabra raviol deriva del dialecto genovés <raviolo> y su significado es “plegado”. Otra de las definiciones explica que la palabra deriva del latín <rabiole> que significa “tipo de delicia”.
Dato curioso
Cuando alguien nos dice la palabra ravioles, la imagen mental es una pasta rellena cortada en pequeños cuadrados generalmente asimétricos, pero esto no fue siempre así. En sus comienzos, los ravioles se cortaban de forma redonda lo que con el paso de los años fue cambiando simplemente por una cuestión de comodidad y rapidez al momento de hacerlos.
¡Manos en la masa!
Para realizar la masa de nuestros ravioles necesitaremos 2 y ½ tazas de harina, ½ taza de agua, 2 huevos, 1 yema, 1 cucharada de aceite y sal a gusto. El proceso de elaboración comienza colocando la harina en forma de corona para luego en el centro colocar los huevos previamente batidos con sal. Será necesario mezclar los huevos con un tenedor, incorporando la harina poco a poco. Cuando la mezcla adquiera una consistencia tan firme que no permita “unirla” con el tenedor, es un signo de que debemos seguir incorporando la harina con la ayuda de los dedos.
Una vez que se llegue a la textura deseada, debemos amasar la pasta durante 15 minutos. El modo más eficaz, es aplastando la masa con la palma de la mano y doblándola sobre sí misma. Lo ideal es obtener una mezcla lisa y elástica. Una vez que lleguemos a esa contextura, cubrimos con un repasador y dejamos reposar 30 minutos.
Pasado el tiempo de reposo, cortaremos un pedazo de masa, espolvoreamos un poco de harina sobre la mesa y con un palo de amasar comenzaremos a estirar hasta que quede una masa relativamente fina.
¿Cómo preparar el relleno de ricota y nueces?
Para rellenar nuestros ravioles necesitaremos 500 gramos de ricota, 200 gramos de nueces, 150 gramos de queso parmesano, aceite de girasol o de oliva (a gusto y piacere de los comensales) nuez moscada y sal a gusto. Ahora, en un bowl, desgranaremos la ricota añadiéndole de a poco el queso parmesano previamente rallado. Por otro lado, debemos tener las nueces cortadas en pequeños trozos. Integramos las mismas en la premezcla y agregamos la nuez moscada, sal y aceite. Es necesario mezclar parejo para que cada uno de los condimentos quede correctamente incorporado. Finalizado el relleno, comenzaremos a esparcirlo sobre la masa previamente estirada, a la cual en los bordes la pincelaremos con agua. Una vez hecho esto, cerramos la masa como si fuera un libro y sellamos los extremos. Ahora llega la parte más divertida, con un molde o cuchillo especial de corte, comenzaremos a seccionar y cortar los cuadrados que darán forma a nuestros ravioles.
Momento de cocinar los ravioles
En una olla grande pondremos agua a hervir con una pizca de sal, se aconseja que sea 1 y ½ litro por cada kilo de pasta. Es necesario asegurarse de tapar la olla al momento del hervor para retener el vapor, calor y humedad que emana.
Cuando el agua esté hirviendo colocaremos los ravioles y los dejaremos en la olla entre 4 a 5 minutos. Un tip para saber si están listos es esperar a que flote un pedazo de pasta, lo que indica que debemos sacarlos del agua.
Salsas para acompañar
Lo más frecuente al momento de optar por una salsa suele ser el famoso “tuco” o más conocido como la simple salsa de tomate. Otra opción es hacer una bolognesa, que es igual a la anterior nombrada, solo que incluye pequeños trozos de carne. Para quienes no son muy amantes del tomate, tienen otra variedad de opciones como la crema, la salsa blanca o la salsa de cuatro quesos. Realmente cualquiera de estas opciones es excelente para hacer una raviolada de ricota y nueces en familia durante estos días frescos de otoño en donde el cuerpo pide una receta cálida que nos deje satisfechos y felices.
Amo i ravioli!
¡Qué rico!