Los alfajores son una herencia hispana que echó raíces en el conosur consolidándose fuertemente en Argentina. No hay ciudad turística que no haya regionalizado alguna forma de hacer este producto y Córdoba no es la excepción. Veremos desde su origen hasta su receta tradicional.
Alfajor: ¿una herencia hispana?
El alfajor es un postre dulce que tiene sus orígenes en los tiempos de los grandes califatos árabes que invadieron la península ibérica. Su primer registro surge en el Al-Andalúz del siglo XV (actual región de Andalucía) y la palabra viene de la expresión árabe “al hasú” que significa “el relleno”.
Como la mayoría de exploradores que partieron al nuevo mundo eran originarios de Andalucía (no es secreto que nuestra ciudad fue fundada por cordobeses andaluces) llevaron con ellos este postre.
Alfajores en Argentina
Los alfajores en nuestro país se convirtieron en nuestro patrimonio gastronómico. Por día se consumen más de 6.000.000 de alfajores y en un simple supermercado podemos tener más de 35 tipos diferentes de este producto. Los alfajores son el principal embajador turístico de una ciudad tanto que el argentino promedio puede identificar los regionalismos con mucha facilidad como tipo “cordobeses”, “santafesinos” y “marplatenses”.
Alfajores cordobeses, tan típicos como la tonada
El alfajor cordobés con su estructura actual se le reconoce su “invención” al famoso Augusto Chammas (fundadores de alfajores chammas) alrededor del año 1869. Aunque su invención sigue siendo controversial.
Lo característico del alfajor cordobés que es la fusión de la antigua receta andaluza con menos miel y leche similar a un turrón bañado en almíbar ya que es bastante seco. La principal característica era que estaba hecho de fruta y no de dulce de leche como los del resto del país.
No hay localidad turística que no fabrique alfajores y son los presentes más elegidos de nuestra provincia en todos los valles: Punilla, Calamuchita, Sierras chicas y Traslasierras.
Receta Cordobesa
- Harina 0000, 500 gramos.
- Azúcar impalpable, 150 gramos.
- Margarina, 120 gramos.
- 2 huevos pequeños.
- Polvo para hornear, 10 gramos.
- Bicarbonato de amonio, 10 gramos.
- Extracto de malta, 15 gramos.
- Miel, 50 gramos.
- Dulce de leche o dulce de fruta 500 gramos aproximadamente.
Primero vamos a tamizar y mezclar la harina, el polvo para hornear y el bicarbonato. Luego batir margarina y azúcar impalpable agregando los huevos, miel y extracto de malta.
Hacer una corona con los ingredientes secos y colocar dentro los líquidos uniendo evitando amasar para evitar el desarrollo de gluten. Luego de un descanso de 20/25 minutos en la heladera.
Ahora debemos cortar las tapas de un diámetro de entre 5 y 7 cm y dando espesor a gusto de aquí hornear 7 minutos a 200 grados. Una vez fríos colocar el relleno ya sea dulce de leche o de frutas.
Llegó el momento de formar el glaseado con el azúcar impalpable, agua tibia y el jugo del limón. Introducir en el glaseado sin miedo agarrándolos desde el centro. Dejar secar sobre algún tipo de papel como el sulfito para evitar que se pegue y ¡listos para degustar!
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